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A. J. Norval ocupa un lugar de primera línea entre los investigadores del turismo de la primera mitad del siglo XX. Es desde hace años uno de los grandes clásicos de la economía del turismo junto con los italianos Mariotti y Troisi y los alemanes Borman y Glücksmann. Como profesor de la Universidad de Pretoria, Sudáfrica, recibió el encargo de una compañía ferroviaria de realizar un estudio para potenciar el tráfico turístico en dicho país. El resultado de su investigación fue publicado el año 1936 en Londres por la editorial Sir Isaac Pitman and Sons con el título The Tourist Industry. Desde finales del siglo XIX, la investigación de naturaleza económica sobre el tráfico se centró en el estudio empírico del negocio hotelero y se desarrolló más tarde hasta alcanzar cotas de excelencia en los países de habla alemana, sobre todo en Suiza, Austria y Alemania, por este orden, algo que el profesor Norval sabía muy bien como demuestra el amplio uso de la bibliografía en idioma alemán que hace en esta obra.
PRESENTACIÓN DE LA VERSIÓN ESPAÑOLA
Para jóvenes investigadores hispanohablantes de
economía del turismoFrancisco Muñoz de Escalona
Desgraciadamente, Norval se dejó influir más de lo debido por las tendencias sociológicas que ya entonces eran hegemónicas entre los estudiosos del turismo. Las influencias sufridas le llevaron a ser una víctima más de la obsesión consistente en tratar de buscar las notas diferenciales existentes entre los turistas y los que no lo son. Sin embargo, aun así aceptó la original nota diferencial que tres años antes había propuesto Ogilvie en The Tourist Movement, la que algunos estudiosos interpretaron como siendo de carácter económico porque hace referencia al gasto de una parte del ingreso en un lugar diferente al lugar de su obtención. Es evidente que esta nota, a pesar de su originalidad, no es en absoluto de naturaleza económica, pero puede parecerlo a quienes creen que la esencia de la economía son los gastos monetarios. Para Norval, como para Ogilvie, turistas son quienes gastan en el país visitado unos ingresos que son obtenidos en otro, casi siempre en el país de residencia permanente. Poniendo el énfasis en el gasto, Norval creyó ponerse del lado del análisis económico y así ha sido considerado por casi todos los estudiosos del turismo. Pienso ahora sobre todo en el economista español Antonio Pulido, autor de una de las primeras tesis doctorales que se hicieron en España sobre el turismo, quien parte de la nota diferencial citada, la hace suya y la somete a una exhaustiva reflexión tratando sin conseguirlo hacerla más operativa estadísticamente hablando. Pero lo cierto es que Norval hizo sus estudios del turismo con el enfoque habitual de demanda o sociológico, como vengo demostrando en los trabajos que he publicado desde 1988, especialmente en mi tesis doctoral (1991) Crítica de la economía turística: enfoque de oferta versus enfoque de demanda (publicada por la Universidad Complutense de Madrid en1992 y en www.eumed.net/tesis/fme.
El pensamiento de Norval ha sido, no obstante, de gran utilidad para mis trabajos. Para ellos me vi obligado a consultar las obras fundamentales publicadas desde finales del siglo XIX.
Aquí ofrezco a la comunidad de investigadores mi traducción al español de los
capítulos de la obra de Norval que tienen un contenido general y que, en mi
opinión siguen aun teniendo validez para quienes trabajan con enfoque de demanda
y, sobre todo, para quienes se interesen por la historia del pensamiento
turístico. Quisiera terminar diciendo que hay turisperitos cuya beatería
academicistas les hace especialmente reverentes con las obras más recientes
porque consideran que cuanto más reciente sea un estudio teórico de economía del
turismo más avanzado es. Pues bien, después de los casi setenta años que han
pasado desde que se publicó la obra del Prof. Norval aun sigue siendo superior a
las que hoy se publican por centeneras en las más prestigiosas universidades de
Europa y América, muchas de cuyos autores creen que hay que apartarse del
análisis económico convencional y en todo caso sustituirlo por un mix en el que
entran dosis variables del practicismo a ultranza que preside el marketing, el
descriptivismo impenitente de la geografía y la incipiente lucha ecologista sin
olvidar otras técnicas en sí mismo altamente valiosas como las basadas en la
dinámica de sistema. Por si alguno de los lectores de esta obra se decide a
romper con la moda de lo que se ha dado en llamar transversalidad o diagonalidad
intrínseca del turismo cuando en realidad tal característica no es más que la
nefasta consecuencia del enfoque de demanda, le sugiero la aplicación sin
complejos del convencional y modesto análisis microeconómico al estudio del
turismo. Comprobará que, como sostiene John Maynard Keynes, que la economía no
es una doctrina sino un método que pone en manos de quienes lo manejan
correctamente la posibilidad de obtener soluciones correctas.
Francisco Muñoz de Escalona
La Devesa del Nonaya, diciembre, 2004