CIENTÍFICO - TEÓRICO - ESTADÍSTICO - COMERCIAL JURÍDICO - SOCIOLÓGICO
 
RECOPILADO POR EL PROFESOR MANUEL SERRA MORET

 

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RIQUEZA

El concepto de la riqueza varía según los tiempos y las circunstancias. Sin embargo, en cualquier forma que sea, su adquisición y su disfrute ha sido siempre uno de los grandes incentivos para el trabajo, las exploraciones, las aventuras, las guerras de conquista y los descubrimientos e invenciones. Durante el siglo xv, los viajes de los navegantes europeos en busca de riquezas lograron positivos avances para la humanidad y el descubrimiento de mundos ignorados. En aquellos días predominaban las ideas que se han llamado "mercantilistas" y las gentes creían' que la riqueza se concentraba en el oro y la plata. Muchos, sin embargo, se dieron cuenta de que los bienes de consumo eran más valiosos que la moneda. Thomas Mun fue el mejor exponente de las ideas predominantes en los siglos xv y XVI. En una serie de sesudas admoniciones, aconsejaba a la gente cultivar las tierras baldías; reducir el consumo de géneros extranjeros y los frívolos cambios de moda; procurar mantener en alza los precios de los artículos vendibles al extranjero y reducir los cuando sostengan una competencia eficaz; enviar los productos ingleses en bodegas inglesas para ganarse los fletes; ser frugal en el uso de los recursos naturales para poder exportar lo más posible; desarrollar las industrias nacionales para satisfacer todas las necesidades internas; hacer de Inglaterra un centro para el intercambio entre los distintos países, acre cien do en esta forma el tráfico interior y exterior del país; no realizar embargo alguno de divisas de exportación, porque ellas mantienen la corriente de transacciones en beneficio de Inglaterra, y no imponer tributos a los artículos fabricados para la exportación. En la época de Colbert en Francia, y de Cromwell en Inglaterra, esos principios tuvieron la más completa aplicación.

Montchretien, contemporáneo de Mun, tenía todavía una visión más nacionalista de la adquisición y conservación de la riqueza. En su Traité de l'Economie politique (1615) no solamente condenaba la importación de géneros extranjeros, sino la importación de libros extranjeros que "minaban la fuerza y la vitalidad de la cultura francesa". Los cameralistas alemanes y austríacos tenían una concepción análoga de la riqueza y de los modos de adquirirla y aumentarla. Los fisiócratas subvirtieron los conceptos. Según Quesnay, la riqueza no consiste en la suma de dinero que un país puede atesorar, sino en la cantidad de materias primas al alcance de las necesidades del hombre, o sea, en el excedente de productos agrícolas y minerales por sobre las necesidades del consumo nacional. En esto consistía el produit net y de su existencia y aumento depende la riqueza de una nación. Las industrias transformativas y el comercio, en concepto de los fisiócratas, no constituían riqueza. Todo esto eran profesiones estériles que consumían riqueza, pero la riqueza verdadera se encerraba en la tierra y en sus productos.

Cuando Adam Smith publicó su tratado sobre La riqueza de las naciones (1776), el concepto de la riqueza sufrió otra sacudida y vino a centrarse en el valor que las cosas tienen en uso y en cambio. En la mente de Smith la riqueza tenía un significado concreto: era la suma total de los valores en cambio de los bienes en poder de los individuos o de la ,nación. La división del trabajo era uno de los medios más efectivos para acrecentar la riqueza, porque es el trabajo lo que produce la riqueza y no la tierra, como pretendían los fisiócratas. Lauderdale hizo serias correcciones a las teorías de Smith y adujo que la escasez era uno de los atributos de valor y puesto que el intercambio es la balanza de valor: de los objetos, el valor de éstos se puede aumentar artificialmente tornándolos escasos. John Rae, admitiendo con Smith que cuanto más crecía la riqueza de los individuos más crecía la de la nación, consideraba que los inventos eran la fuente más productiva de riqueza, idea que Stuart Mill desarrolló más ampliamente en su teoría de la protección a las industrias nuevas. Muller, otro de los críticos más sagaces de Adam Smith, en su Die Elemente der Staatskunst (1810) argüía que el tema de lo que es riqueza debe tratarse con vistas a lo que la produce y a lo que la conserva, es decir, considerando a los individuos de una parte y al Estado de otra. Como Lauderdale, rebatía a Smith, considerando que el consumo y no la abstinencia era la forma mejor de aumentar la riqueza.

Jean Baptiste Say, fanático librecambista, objetaba a Smith su concepto restringido de la riqueza. Consideraba como uno de los primeros elementos de riqueza al 'talento, a la ciencia y al arte. Hay riqueza, decía, como el saber de un buen médico o el arte de un buen músico, que se consume en el instante en que se produce. De esta manera ha ido completándose el concepto de la riqueza hasta llegar a las agudas elucubraciones de Stuart Chase sobre la inmensa cantidad de riqueza superflua y sobre la "tragedia del derroche". De todas maneras, persiste en la mentalidad común la confusión mercantilista entre riqueza y dinero, y persiste más aun el concepto de la riqueza material computable o medible en dinero. En economía, se trata de riqueza más en este sentido, dejando para otras ciencias sociales la consideración de la riqueza espiritual o moral.

 

RIQUEZA NACIONAL

La estimación de la riqueza nacional se hace indispensable para determinar la capacidad de crédito y de imposición tributaria que puede soportar un país. Por lo general, los resúmenes se hacen con métodos empíricos: los datos catastrales de la propiedad de la tierra y fincas urbanas; los activos industriales según las cotizaciones de bolsa; la moneda metálica en circulación; saldos de depósitos bancarios y créditos sobre el extranjero; stocks de mercaderías y fondos de comercio; animales de cría y cosechas; saldos de las cajas de ahorros, seguros, etc. El Estado tiene una base muy aproximada con las declaraciones de herencias y donaciones entre vivos durante una generación. El impuesto a los réditos es también un buen instrumento para conocer el monto de las rentas y de la riqueza nacional. No obstante, tratándose de valores fluctuantes y siendo igualmente variable el valor de la moneda con que son representados, el cálculo de la riqueza global de un país debe considerarse siempre cosa transitoria y referida a un momento dado. Así, por ejemplo, la riqueza de los Estados Unidos, que en 1929 se estimaba en más de 400.000 millones de dólares, se consideraba reducida a poco más de 200.000 en 1933. En Francia, J. B. Say la estimó en 120.000 millones de francos oro; Girardin, en 1852, en 125.000 millones; Wolowsky, en la Asamblea Nacional de 1871, mencionó la cifra de 175.000 millones, y poco tiempo después Ives Guyot la estimaba en 250.000. No obstante, Gide, en 1891, la estimó en 191.000 millones, y Leroy-Beaulieu, en 1900, en 200.000. He aquí el cálculo hecho en 1911 por René Pupin, expresado en miles de millones de francos:

Son evidentes las omisiones sufridas en el cuadro precedente lo mismo en los activos que en las deducciones, sin hacer mención de los muchos imponderables que un economista debe tener en cuenta al hacer un balance o inventario de la riqueza de un país. Gini, en 1914, hizo un cálculo de la riqueza privada de Italia, estimándola en 110.000 millones de liras oro. En 1912, Grammond estimó la riqueza de Gran Bretaña en 16.470 millones de libras esterlinas, y Stamp, en 1914, la estimó en 14.319 millones. El "Bureau" del Censo de los Estados Unidos daba un total de 88.500 millones de dólares como riqueza nacional en 1900; 186.300 millones en 1912, y 320.000 millones en 1922. El Departamento de comercio, en 1940, fijaba la cifra total de sus valorizaciones de los 48 Estados y el distrito de Columbia en 144.631.431.000 dólares. Esta es la riqueza "visible", y los demás cálculos hay que tomarlos con grandes reservas.

He aquí unos cálculos aproximados que se hicieron en 1940 de la riqueza, estimada en dólares norteamericanos, de los países que se hallaban entonces en guerra:      

 

RIST, Charles

Profesor de Economía política de la Universidad de París, gobernador de la Banque de France y miembro permanente del Consejo de Finanzas. Nació en 1874. Es autor, en colaboración con Charles Gide, de la Histoire des doctrines économiques (1909), de Les finances de guerre d' Allemagne (1920), de La deflation en practique (1926) y de la Histoire des doctrines relatives au crédit et d la monnaie depuis John Law jusqu'd nos jours (1938).

Nota del editor: Nació en Lausana, en 1874, y falleció en Versalles, en 1955. Fue profesor de las facultades de derecho de Montpellier y París. Fundó y dirigió el Instituto Científico de Investigaciones Económicas y Sociales. Se dedicó al estudio de la historia de las doctrinas económicas, mostrándose partidario del liberalismo económico, de la teoría de la utilidad marginal y de la teoría cuantitativa del dinero.
 

RITMO

Proporción de un movimiento con relación al tiempo o con otro movimiento paralelo. El ritmo de trabajo o el ritmo de la producción son frases que se usan para indicar la cantidad de trabajo realizado en un tiempo determinado o la producción registrada de acuerdo al cronometraje señalado por las máquinas, los porcentajes o cálculos establecidos.

 

RIVADAVIA, Bernardino

Eminente estadista argentino (1780-1845). Entre otras reformas, propuso establecer un sistema de distribución de la tierra en enfiteusis con revisiones periódicas de las tasas de contribución o renta abonables al Estado, proyecto que encontró la hostilidad de los llamados lederales, enemigos de toda reforma en el sistema de propiedad, y que deseaba mantener un gobierno central débil para perpetuar el caudillismo rural. Exilado voluntariamente en 1827, a su vuelta a la Argentina, en 1834, fue expulsado por el tirano Rosas, muriendo en el destierro. Casi todas sus reformas perecieron durante la dictadura.


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