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"Contribuciones a la Economía" es una revista académica con el
Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360

Pagina nueva 1

Una Síntesis de las Visiones Exógena y Endógena de las Teorías del Crecimiento Económico

Julia Hernández Aragón
Univ. Aut. de Chihuahua, México
 
jharagon@uach.mx

RESUMEN

Con este artículo se persigue conocer las teorías del crecimiento económico, la evolución de su estudio y la diferenciación entre dichas teorías dadas las fuentes de donde proviene, así como analizar el papel que desempeña el progreso tecnológico en el crecimiento exógeno y en el crecimiento endógeno. La importancia reside, por lo tanto, en proporcionar un panorama  detallado acerca de lo que determina el crecimiento económico, así como plantear los modelos de crecimiento económico realizados por Solow (1956), de la escuela neoclásica, y de Romer (1986, 1989) y Lucas (1988), de la nueva economía del crecimiento, entre otros.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Hernández Aragón, J.  “Visiones Exógena y Endógena de las Teorías del Crecimiento Económico" en Contribuciones a la Economía, agosto 2006. Texto completo en http://www.eumed.net/ce/



 

 

 

I.                    INTRODUCCIÓN

 

Muchos han sido los estudios enfocados a tratar de r4esponder una gran interrogante: ¿por qué los habitantes de ciertos países son más ricos que otros?. Desde antaño, este reto ha sido retomado por muchos economistas, tal como Adam Smith, que en su obra, Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations de 1776, señaló a la división del trabajo como la fuente del crecimiento económico.

 

Desde entonces, se han realizado muchas obras concernientes a investigar qué es lo que origina el crecimiento económico, es decir, a exponer los factores que explican el crecimiento económico en el largo plazo. Algunos de los autores han sido: Harrod (1939), Domar (1946), Kaldor (1956), Pasinetti (1961), entre otros. Asimismo, una obra por demás relevante en el análisis del crecimiento económico, y que es considerada punto de partida en esta literatura, es la presentada por Solow en 1956: A Contribution to the Theory of Economic Growth.

 

Si bien es cierto que la mayoría de las obras realizadas hasta Solow (1956) eran de orientación neoclásica, hubieron otros economistas que no optaron por dar respuesta a qué propiciaba el crecimiento económico a partir de una visión exógena, es decir, pusieron al debate la idea de un progreso tecnológico endógeno, por lo que su visión  ha revolucionado la teoría del crecimiento. Al respecto, se puede señalar que son tres los aspectos relevantes en los modelos de crecimiento endógeno: 1) el tipo de competencia en que se basa el crecimiento; 2) la noción de crecimiento; y 3) las fuentes de crecimiento. Los representantes de esta visión, son: Romer (1986, 1989); Aghion P. y P. Howitt (1998); Lucas (1988); Nelson y Phelps (1966); Barro (1990); Grossman y Helpman (1991); Young (1991), entre otros.

 

Por lo anterior, el contenido del presente trabajo queda constituido por una primera parte que refleja los aspectos generales de lo que es el estudio del crecimiento económico, sus características y principales exponentes. En segundo lugar, se exponen las dos orientaciones del estudio del crecimiento económico, dada la fuente que lo origina: la visión exógena y la visión endógena. Finalmente, a manera de conclusión, se pretende dar respuesta a la interrogante que la mayoría de los economistas nos hacemos: ¿hacia dónde va el estudio del crecimiento económico?

 

II.                  ¿QUÉ ES LA TEORÍA DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO?

 

El análisis del crecimiento económico ha desempeñado un papel cada vez más importante en la economía durante los últimas  tres décadas. Por una parte, la conciencia de los problemas de los países en desarrollo y la incapacidad de los mecanismos convencionales para resolverlos, condujeron al desarrollo de una parte de la economía, teórica y descriptiva, que se dedicara a este tema en forma exclusiva. Por otra parte, el cambio de enfoque en el problema del desempleo persistente en economías capitalistas industriales avanzadas hacia los problemas del pleno empleo, por supuesto llevaron a la pregunta acerca de qué determina la tasa a la cual crece una economía a través del tiempo. Algunos economistas consideran la tasa de crecimiento de la fuerza de trabajo, la proporción del ingreso nacional que se ahorra y se invierte y la tasa de mejoras tecnológicas (incluyendo incrementos en la captación de la fuerza de trabajo y en la eficiencia administrativa) como los determinantes principales de la tasa de crecimiento de la economía. Las teorías económicas del crecimiento son bastante abstractas y formalísticas, y se ha dedicado mayor atención a las propiedades lógicas y matemáticas de los distintos modelos de crecimiento que a su relevancia empírica, la cual es bastante baja.

 

La preocupación cotidiana acerca del crecimiento económico se debe a la idea de que a mayor tasa de crecimiento de una economía, mayor será, permaneciendo otras cosas igual, el incremento en el bienestar[1].

 

Después de este breve preámbulo, cabe presentar qué constituye en sí la teoría del crecimiento.

 

La teoría del crecimiento es la parte de la economía que analiza los determinantes del ritmo en que crece la economía a través del tiempo. Por lo tanto, en una definición generalizada, crecimiento de la economía significa el aumento de sus principales agregados económicos.

 

Otro punto importante en el estudio del crecimiento económico ha sido la concepción de aspectos o características que lo integran. Así, las teorías del crecimiento económico se encuentran clasificadas en (Jones, 1998):

 

a)           Teorías Magnas del Crecimiento Económico. Se constituyen como aquéllas que captan la esencia de los procesos de crecimiento de todas las sociedades a través de la historia; sus principales teóricos son Smith, Ricardo, Malthus, Mill y Marx.

 

b)           Teorías del Desarrollo Económico. Aquéllas que pretenden aplicarse a problemas específicos de los países que se encuentran en desarrollo.

 

c)            Teorías Modernas del Crecimiento Económico. Son las teorías desarrolladas en épocas relativamente recientes; tienen que ver no sólo con el tiempo, sino con un determinado estilo y método de análisis.

 

Como ha podido observarse, esta clasificación se encuentra en función de la evolución de la concepción de crecimiento económico; así, se evidenció el papel de las teorías de desarrollo económico y las teorías de crecimiento económico[2].

 

Retomando el análisis del crecimiento económico, se tiene que desde los años cincuenta y sesenta –inmerso entonces en las teorías modernas del crecimiento económico- los estudios empíricos y teóricos neoclásicos muestran la importancia del progreso tecnológico como una fuente esencial del crecimiento económico (Guzmán Chávez, 2000: 37). En esta vertiente, se encuentran los modelos considerados como exógenos; pero también existen nuevos modelos de crecimiento económico inscritos en el análisis de las fuentes endógenas y factores asociados a ellas. Más que nada esta división de las teorías de crecimiento económico, es por la visión que se tiene del progreso tecnológico –y de otras variables-, exógena y endógena.

A manera de resumen se presenta el Cuadro 1, que muestra las fuentes del crecimiento y sus características. Enseguida nos concentramos en  exponer las principales características de ambas visiones, así como los argumentos de sus máximos exponentes. 

 

Cuadro 1. Teorías del crecimiento

 

 

Teorías del crecimiento

 

 

Fuentes del crecimiento

 

Rasgos característicos

A. Smith (1776)

División del trabajo

Crecimiento ilimitado

D. Ricardo (1817)

Reinversión productiva del excedente

Crecimiento limitado debido a los rendimientos decrecientes de la tierra

R. Malthus (1799)

Reinversión productiva del excedente

Crecimiento limitado debido a la ley de la población

 

K. Marx (1867)

Acumulación del capital

Crecimiento limitado en el mundo de la producción capitalista, debido a la baja tendencial de la tasa de la ganancia 

J. A. Schumpeter (1911, 1939)

Racimos de innovaciones

Inestabilidad del crecimiento, teoría explicativa del ciclo largo tipo Kondratiev

Modelo post-keynesiano
R. Harrod (1939), E. Domar (1946)

La tasa de crecimiento es función de la relación entre la tasa de ahorro y la tasa de inversión

Inestabilidad del crecimiento

Modelo neo-clásico

R. Solow (1956)

Crecimiento demográfico y progreso tecnológico exógeno

Carácter transitorio del crecimiento en ausencia del progreso técnico  

Modelos del Club de Roma

Meadows (1972)

Recursos naturales

Crecimiento finito a causa de la explosión demográfica, de la contaminación y el consumo energético

Teoría de la regulación

M. Aglietta (1976)
R. Boyer (1986)

Articulación entre régimen de productividad y régimen de demanda

Diversidad en el tiempo y en el espacio, y los tipos de crecimiento

Teorías del crecimiento endógeno

P. Romer (1986), R. Barro (1990), R. Lucas (1988), J. Greenwood y B. Janovic (1990)

Capital físico, tecnología, capital humano, capital público, intermediarios financieros

Carácter endógeno del crecimiento, rehabilitación del  Estado, consideración de la  Historia

Modelo de los distritos Industriales

G. Becattini (1991)

Forma de organización industrial y territorial

Explicación de las desigualdades regionales del crecimiento

FUENTE: La documentation Française, Problèmes économiques, números 2.510-2,511, 5-12 marzo, 1997.

 

III.                LAS VISIONES EXÓGENA Y ENDÓGENA DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO

 

El estudio de las teorías modernas de crecimiento económico ha tenido dos vertientes, tomando en consideración el periodo de estudio. De esta manera, se ha observado que el periodo 1936-1970 es marcado por una visión exógena del crecimiento, mientras que el periodo comprendido desde 1985 a la fecha  se caracteriza por una  visión endógena[3] del crecimiento económico (Destinobles, 2000).

 

Así, en los siguientes apartados se presentan algunos aspectos relevantes de la orientación neoclásica y la postura de la nueva economía acerca del crecimiento económico de largo plazo, a fin de observar sus exponentes principales, sus fuentes y diferencias entre ambas teorías.

 

III.1     Crecimiento Exógeno.

 

Desde una perspectiva keynesiana, Harrod (1939) y Domar (1947) enfatizan la importancia de la inversión en el crecimiento económico.

 

Harrod (1939) planteó por lo menos tres conjuntos de cuestiones al analizar la problemática de la economía del crecimiento: 1) la posibilidad de un crecimiento sostenido en un modelo con una razón capital-producto fija, C, y una razón ahorro-producción fija, s; 2) trata de mostrar la irregularidad de una ruta de crecimiento sostenido; y 3) la inclusión de la mano de obra como uno de los requerimientos integrales de la producción, y no solamente el capital (Sen, 1979: 9 y 13).

 

El modelo de Harrod-Domar tiende a poner en evidencia la inestabilidad del crecimiento: Harrod indica que no existe ningún mecanismo seguro para evitar que una economía consiga igualar las tasas natural y garantizada, al ser esta última básicamente inestable. Por su parte, Domar señala que el problema radica en la existencia de una inversión con un nivel bajo para las necesidades de la economía.

 

A pesar de considerarse de manera generalizada como un solo modelo al modelo de Harrod y Domar[4], pueden distinguirse ciertas diferencias entre ambos modelos (Galindo, 1994: 25-26):

 

1)           En el modelo de Harrod s sería la propensión media a ahorrar, en cambio en el modelo de Domar se considera como propensión marginal a ahorrar;

 

2)           Las condiciones de equilibrio son distintas en cada modelo. Mientras que para Harrod el equilibrio corresponde a una tasa de crecimiento igual a , en cambio para Domar dicho equilibrio se alcanza cuando la tasa de crecimiento de la inversión fuese s. Entonces, en principio cuando se cumpla que  , ambas expresiones serían iguales;

 

3)           En lo que corresponde a la fuerza de trabajo, Harrod señala que para que exista pleno empleo se tiene que cumplir que la tasa garantizada sea igual a la natural contemplando la evolución de la fuerza de trabajo, mientras que en Domar, su condición de equilibrio implica ya la existencia de pleno empleo, pero sin considerar cómo evoluciona el número de trabajadores;

 

4)           En el modelo de Domar no se determina de forma implícita la función de inversión, dándose unas condiciones de consistencia. En cambio, en Harrod si se obtiene una verdadera función de inversión a través de la teoría del acelerador en su forma más simple;

 

5)           Con respecto al periodo a largo plazo, Harrod y Domar plantean dos dificultades distintas a las que se tienen que enfrentar las economías. Para Harrod, va a ser la escasez de la mano de obra que puede perjudicar el crecimiento. Para Domar, es la escasez de inversión la que puede llegar a ser perjudicial;

 

6)           Para Harrod el paro es una de las situaciones habituales y el objetivo básico a eliminar, para Domar va a ser la capacidad productiva no utilizada de forma eficaz la que perjudica la evolución del país.

 

Las características mencionadas permiten considerar a ambos modelos de forma diferente. Lo importante aquí es resaltar que con el modelo de Harrod –de visión keynesiana- se inicia el interés por la teoría del crecimiento; se dieron papeles específicos a la acumulación de capital, expansión de fuerza de trabajo y progreso técnico. Por lo tanto, podemos decir que el modelo de Harrod-Domar abre nuevos caminos para el estudio de la moderna teoría del crecimiento.

 

Posteriormente, la discusión acerca de las fuentes del crecimiento fue retomada por los neoclásicos, siendo su máximo exponente Robert M. Solow, quien en su modelo de 1956,  A Contribution to the Theory of Economic Growth, desarrolla la hipótesis sobre la intensificación del capital y su probable contribución a la productividad laboral, al eventual proceso de inversión y al crecimiento.

 

Asimismo, en su modelo, Solow (1956) señala que los rendimientos decrecientes del capital imponen un límite a la acumulación y al mismo crecimiento económico. Por lo tanto, sólo el progreso técnico puede contrarrestar la tendencia decreciente del capital y propiciar que se mantenga su crecimiento. El equilibrio en este modelo se establece cuando la tasa de crecimiento del ingreso por habitante es igual a la tasa de progreso técnico, la cual depende de la evolución de la tecnología y por tanto se fija fuera del modelo[5].

 

En otras palabras, el crecimiento supone un desarrollo del capital mediante la inversión y un aumento de la población, aún cuando es considerado como limitado por un ritmo de crecimiento natural considerado como dato exógeno. En el modelo de Solow se integra el progreso tecnológico, A, para mejorar la productividad de los factores. Tal progreso técnico no es explicado por el análisis económico, es decir, es exógeno (Destinobles, 2000). Como el propio Solow (1956) señala, parte del modelo de Harrod-Domar:

 

“La mayor parte de este ensayo se ocupa de un modelo de crecimiento a largo plazo que acepta todos los supuestos de Harrod-Domar, excepto el de las proporciones fijas. Supongo, por el contrario, que el bien compuesto se produce por la mano de obra y el capital bajo las condiciones neoclásicas comunes. La adaptación del sistema a una tasa de incremento de la fuerza de trabajo dada desde afuera se elabora con cierto detalle, para ver si aparece la inestabilidad de Harrod. Las reacciones de los precios, los salarios y el interés desempeñan un papel importante en este proceso neoclásico de ajuste” (Solow, 1956: 152)

 

Las principales ecuaciones e hipótesis del modelo de Solow (1956) se presentan como sigue:

 

1.            La economía produce un solo tipo de bien, representando la producción como Y. La función de producción se integra por dos factores, capital y trabajo:

 

 

Con la función de producción Cobb-Douglas, se considera que   a  es igual a algún número entre 0 y 1.

 

2.            El ahorro, S, se comporta de forma proporcional a la renta (producción):

 

 

3.            El stock de capital, K, no se deprecia y la inversión neta, I, es la tasa de crecimiento de dicho stock de capital:

 

 

4.            En equilibrio, la inversión tiene que ser igual al ahorro:

 

 

5.            La fuerza de trabajo crece a un nivel proporcional constante y exógeno, n:

 

 

Con todos estos supuestos, y haciendo la formalización matemática correspondiente se llega a la ecuación fundamental del equilibrio neoclásico:

 

 

Esta expresión indica que la tasa de variación correspondiente a la relación que existe entre el capital y el trabajo, k, se determina a través de la diferencia entre el ahorro por trabajador y el ahorro necesario para mantener dicha relación constante, cuando crece la fuerza de trabajo (Galindo, 1994: 34).

 

Considerando el estado estacionario, con la condición de , se tiene entonces que la producción por trabajador está determinada como:

 

 

Lo anterior nos indica que los países que tienen altas tasas de ahorro/inversión tienden a ser más ricos, permaneciendo todo lo demás igual; por el contrario, los países con altas tasas de crecimiento de la población, tenderán a ser más pobres. Sin embargo, de acuerdo con este modelo sencillo de Solow, no hay crecimiento per cápita: la producción por trabajador es constante en el estado estacionario.

 

Posteriormente, Solow realizó, en 1957, un estudio empírico sobre el cambio técnico y la función de producción en la economía estadounidense. En dicho modelo identifica el residuo o productividad total de los factores como aquella parte del crecimiento que no es explicada por el crecimiento de los factores de la producción, sino por el progreso técnico[6]. Es decir, se trata de un modelo con tecnología.

 

De tal manera que, para generar crecimiento sostenido en la producción per cápita, se introdujo el progreso tecnológico al modelo. Añadiendo la variable de tecnología, A, tenemos la nueva función de producción[7]:

 

 

El progreso tecnológico se da cuando A aumenta en el transcurso del tiempo. Dado que este progreso tecnológico es exógeno –supuesto importante del modelo de Solow-, y que crece a una tasa constante, el crecimiento de la tecnología (g) se determina de la siguiente forma:

 

 

Para concluir esta parte, y conocer a qué tasa deberá crecer la economía, se tiene que:

 

 

donde gy  es la tasa de crecimiento de la producción por trabajador y gk, la tasa de crecimiento del capital por trabajador, las cuales crecen a la tasa de cambio tecnológico exógeno, g. Esta situación se conoce como ruta de crecimiento equilibrada.

 

Por lo tanto, el modelo con tecnología, expresa que es el progreso tecnológico la fuente del crecimiento per cápita sostenido.

 

Si se mantiene constante el incremento demográfico, el progreso tecnológico es la única fuente de crecimiento económico. Esto debido a que, por un lado, deriva en el aumento de la productividad (tasa de crecimiento de la eficiencia técnica) y, por otro, los mayores rendimientos del capital estimulan el flujo de producción (Guzmán Chávez, 2000).

 

III.2     Crecimiento Endógeno

 

Los nuevos modelos de crecimiento económico desarrollados desde finales de los 80 se encuentran inmersos en el análisis de las fuentes endógenas y los factores asociados a dichas fuentes.

 

Antes de exponer los conceptos fundamentales que plantean las nuevas teorías del crecimiento, habrá de comprenderse la noción “endógeno”.

 

De acuerdo con el diccionario Merriam Webster’s Collegiate Dictionary, endógeno significa lo que es ocasionado por factores que se hallan dentro del organismo o sistema.

 

Luego entonces, es el análisis de las fuentes endógenas lo que marca la diferencia del enfoque teórico del crecimiento endógeno. Esta nueva forma de concebir el crecimiento económico tiene su base en los progresos registrados en las teorías de la economía industrial y del comercio internacional.

En esta nueva concepción del crecimiento económico, el elemento clave es la endogeneización del progreso tecnológico. Le reconocen un doble carácter al progreso tecnológico: 1) la acumulación del capital físico, y 2) la acumulación del capital humano. El cambio tecnológico se expresa en las invenciones que se adicionan al conjunto de nuevos equipos y maquinaria, aunque también se manifiesta en los efectos del aprendizaje derivados de las innovaciones, los cuales se suman a la experiencia y conocimientos previos. También posibilita variar las condiciones de vida de la población (alimentos, salud, educación, etc.), lo que impulsa la inversión (la demanda) y favorece la acumulación de capital físico; por tanto, los nuevos conocimientos adquiridos en el proceso de trasformación se incorporan a los ya existentes, contribuyendo de esta manera a la acumulación del capital humano (Ibid: 40).

 

Por lo tanto, la característica fundamental de esta aportación es la de no considerar al progreso técnico como un factor que está exógenamente determinado (Galindo, 1994: 104).

 

Por otra parte, cabe señalar  tres aspectos considerados en los modelos de crecimiento endógeno:

 

a)           Tipo de competencia en que se basa el crecimiento. Este aspecto tiene que ver con la presencia de rendimientos crecientes, los cuales son posibles en un tipo de competencia imperfecta. Es decir, los rendimientos crecientes se vinculan a la competencia por medio de dos mecanismos: el primero, consiste en que solo en un nivel de agregación macroeconómico operan los rendimientos de escala crecientes, en virtud de las externalidades tecnológicas (acumulación de conocimientos); y, el segundo, en la diferenciación de productos, que conduce a rendimientos crecientes.

 

b)           La noción de crecimiento. En los modelos de crecimiento endógeno el rendimiento del capital en la producción del capital se mantiene constante, como base del crecimiento autosostenido. Si el stock de capital aumenta, la productividad marginal no se anula sino que se mantiene fija. Ello debido a que existen factores que endogenizan el crecimiento de la productividad, generando externalidades o rendimiento crecientes en la acumulación; de esta manera, la acumulación de los factores contribuyen al crecimiento económico.

 

c)            Las fuentes de crecimiento. Las nuevas teorías de crecimiento reconocen variables que evitan anular la productividad marginal del factor acumulable indispensable para la producción. Por lo tanto, tales variables y sus externalidades constituirán una fuente de crecimiento endógeno (Ibid: 40-42).

 

El análisis de este último aspecto del crecimiento económico es de vital importancia, considerando que es en esta fuente donde radica la distinción entre el estudio del crecimiento endógeno. Por lo tanto, a continuación se presentan las fuentes endógenas del crecimiento:

 

 

1.            La inversión en capital físico y la acumulación de conocimientos.

 

Esta primera fuente endógena de crecimiento tiene su base en el modelo fundador de Romer (1986). En su modelo, Romer (1986) plantea un modelo de crecimiento basado en las externalidades positivas, derivadas de la acumulación del conocimiento, A, un factor de capital y de la inversión de capital físico, K. Asimismo, el crecimiento económico es fruto del incremento del stock de capital y, por tanto, de la intensidad del capital, con una población constante, ello tiene que ver con la existencia de rendimientos constantes o crecientes a escala. La productividad marginal del capital no decrece con la acumulación, de ahí el reconocimiento de esta fuente endógena.

 

Por su parte, el conocimiento es producido en las empresas a partir del aprendizaje y de la Investigación y Desarrollo y éste tiende a ser del dominio público. La base inicial de los conocimientos se encuentra en la maquinaria y el equipo, es decir, en capital. En el proceso de producción los trabajadores aprenden y se apropian de los conocimientos, sin embargo, también generan nuevas ideas que contribuyen a mejorar el uso de los insumos (capital y trabajo) y, por tanto, de la tecnología (Ibid: 43).

 

2.            Investigación y Desarrollo

 

Básicamente se puede decir que la fuente endógena Investigación y Desarrollo, expresado en la innovación tecnológica, se encuentra en los trabajos de Romer (1989) y de Aghion y Howitt (1990).

 

Romer (1989) endogeniza el progreso tecnológico como consecuencia de considerar que los investigadores buscan plantear nuevas ideas (constante innovación) y sacar provecho de las mismas (ideas novedosas).

 

Al respecto, Romer señala que “... el cambio tecnológico –un mejoramiento de las instrucciones para la combinación de las materias primas- se encuentra en la base del crecimiento económico... El cambio tecnológico aporta el incentivo necesario para la acumulación continua del capital, y la acumulación del capital y el cambio tecnológico en su conjunto son responsables en gran parte del incremento del producto por hora trabajada” (Romer, 1989: 1). De esta manera, si se quiere modelar el progreso tecnológico en forma endógena se tiene que abandonar el mundo perfectamente competitivo y óptimo de Pareto (que constituye la base de la teoría neoclásica) y propiciar la competencia imperfecta, ya que una empresa en competencia perfecta no invertirá en investigación (su costo medio de producir tecnología siempre sería mayor que el costo marginal).

 

Asimismo, Romer (1989) destaca la importancia del capital humano destinado al proceso de investigación y desarrollo; de igual manera, en su modelo se parte de tres premisas fundamentales, a saber: a) el cambio tecnológico está en la base del crecimiento económico; b) el cambio tecnológico responde a las acciones de individuos motivados por los incentivos del mercado; y c) las instrucciones (conocimientos) para trabajar con materias primas tienen sus especificidades (Romer, 1990: 71).

 

Por su parte, Aghion y Howitt (1990) reconocen la importancia del incremento de la calidad de los insumos, en una perspectiva schumpeteriana[8] de la destrucción masiva.

 

“La producción de la economía depende de la cantidad del insumo intermedio y de su calidad. Los sucesivos grupos de bienes intermedios dan lugar a mejorías en la calidad, los cuales hacen obsoletos a los precedentes. Esta mejoría en la calidad, también produce crecimiento económico. Esto es resultado de las actividades de investigación de las firmas que generan continuas innovaciones de producto. La incertidumbre de la investigación implica que el crecimiento sea estocástico” (P. Aghion y P. Howitt, 1990: 79).

 

En resumen, Aghion y Howitt (1990) señalan que la actividad innovadora deriva básicamente de dos actividades: a) de la investigación y desarrollo y b) del aprendizaje en la práctica (learning by doing).

 

3.            Capital Humano

 

Robert E. Lucas (1988) define el capital humano individual como el nivel de capacitación (calificación) general. Una ampliación a esta definición es la que señalan D. Guellec y P. Ralle (1995): el capital humano define el stock de conocimientos valorizables económicamente e incorporados en los individuos. No es solamente el nivel de calificación sino también (en especial, en el caso de los países en vías de desarrollo) el estado de salud, la nutrición y la higiene.

 

Para Lucas (1988), las fuentes de acumulación del capital humano son dos:

 

1)           la educación, la que se adquiere en la escuela a través de la educación formal; y

 

2)           el aprendizaje en la práctica (learning by doing), por medio del cual se incorporan nuevos conocimientos (conocimientos técnicos).

 

A diferencia del capital tecnológico, donde el rendimiento de la acumulación es desde el principio público, el rendimiento del capital humano es privado (Guzmán Chávez, 2000: 49).

 

En el modelo de Lucas (1988) se manifiesta que el capital humano acumulado en el tiempo impacta la productividad actual o en periodos futuros; también se señala que un nivel bajo de capital humano y capital físico puede mantener a un país rezagado económicamente, es decir:

 

“Dada la tecnología   , donde el bien uno es el bien de alta tecnología, los países acumulan capacidades tecnológicas, haciendo aquello que ya están listos para hacer, intensificando sus ventajas comparativas iniciales” (Lucas, 1988: 33).

 

Otro enfoque en relación con el capital humano como fuente de crecimiento es el expuesto por R. Nelson y E. Phelps (1966), para quienes la educación es la que permite aumentar la capacidad individual, para innovar (crear actividades, productos y tecnologías nuevos) y para adaptar las nuevas tecnologías, con las cuales se acelera la difusión tecnológica a través de la economía.

 

Para Nelson y Phelps (1966) el nivel educativo tiene un papel fundamental, y en consecuencia el nivel del capital humano en el crecimiento. Por lo tanto, el nivel de escolaridad de la población y, en específico, el número de investigadores, son factores importantes para el crecimiento de un país[9].

 

Algunos estudios empíricos –como los de Barro y X. Sala-i-Martin, (1994) y J. Benhabib y M. M. Spiegel (1994)- han encontrado una correlación significativa entre el nivel de educación secundaria y superior y la tasa de crecimiento de productividad.

 

De acuerdo con este enfoque, tanto la mejoría del nivel educativo como el aprendizaje de las nuevas tecnologías desarrolladas en otros países, constituyen elementos cruciales para la convergencia.

 

 

 

4.            Capital Público de Infraestructura

 

En su modelo de 1990, Barro revelaba que la red de comunicaciones o de telecomunicaciones, servicios de información, carreteras, puentes, etc., favorece el crecimiento de la productividad total de los factores del conjunto de las empresas. Es decir, la inversión en capital público juega un papel importante para el crecimiento.

 

5.            Comercio Internacional

 

Considerando una economía abierta, los modelos de crecimiento endógeno reconocen que no solo existen intercambios de bienes, sino también intercambios de flujos de conocimientos tecnológicos, patentes, habilidades laborales, los cuales pueden contribuir al crecimiento. También la difusión (spillover) de tecnologías y de conocimientos entre los países engendra externalidades positivas que favorecen el crecimiento económico de los países (Guzmán Chávez, 2000).

 

Uno de los modelos que discuten los efectos de la política proteccionista o de libre cambio en el plano del comercio internacional es el de Grossman y Helpman (1990)[10].

 

Según Grossman y Helpman (1990), el comercio internacional permite el acceso a nuevos cambios técnicos; la competencia internacional alienta u obliga a los empresarios a acceder a nuevas ideas y técnicas, elevándose de esta manera la inversión en Investigación y Desarrollo, factor importante para el crecimiento económico; asimismo, el comercio internacional permite ampliar el tamaño del mercado para las empresas exportadoras.

 

En International Trade with Endogenous Technological Change, Romer y Rivera-Bátiz, tratan de explicar por qué las restricciones al comercio tienen efectos positivos y negativos sobre el crecimiento económico, es decir, por qué en ciertas ocasiones las restricciones propician crecimiento y en otras ocasiones lo retardan. Para ello, en su modelo plantean dos tipos de restricciones: 1) las restricciones sobre bienes comerciados en un mercado perfectamente diferente, y 2) la protección selectiva de bienes de conocimiento-intensivo con derechos de propiedad intelectual en un mundo imperfecto. Asimismo, señalan tres efectos que inciden sobre el crecimiento económico, a saber: 1) efecto de integración, 2) efecto de redundancia, y 3) efecto de localización; los dos primeros dan como resultado un crecimiento lento, en tanto que el tercero puede propiciar tanto un crecimiento rápido como un crecimiento retardado, dependiendo de sus características. En este modelo, se hace uso de la existencia de “... dos sectores fundamentales: un sector de investigación y desarrollo que produce las ideas que hacen posible el crecimiento continuado, y un sector manufacturero, que hace uso de esas ideas y produce capital físico y bienes de consumo. El producto de cada uno de los sectores puede ser descrito en términos de una ecuación en forma reducida que depende de insumos básicos tales como capital físico, capital humano y trabajo utilizado en el sector” (Romer y Rivera-Bátiz, 1991: 1).

 

Por otra parte, Romain Wacziarg desarrolló una nueva medida de política de apertura comercial basado en el componente político de acciones comerciales; los resultados que obtuvo sugieren un impacto positivo de apertura sobre el crecimiento económico, con la acumulación acelerada de capital físico contabilizando para más de la mitad del efecto total; la transmisión tecnológica mejorada y el incremento en la política macroeconómica cuentan para efectos más pequeños (Wacziarg, 2001: 393).

 

Al respecto, entonces, señalamos que el análisis de que los países deben adoptar reformas orientadas hacia el mercado y la liberación de su sector externo, se ha revitalizado por el surgimiento de una nueva generación de modelos de crecimiento basados en los papeles de las economías de escala, la acumulación de capital humano y el progreso tecnológico endógeno, que han incorporado nuevos elementos al análisis del modo en que el comercio exterior y otras políticas nacionales afectan el crecimiento económico en el largo plazo.

 

IV.               ¿HACIA DÓNDE VA EL ESTUDIO DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO?

 

Muchos han sido los intelectuales que han propuesto una gran variedad de explicaciones acerca de qué es lo que determina el crecimiento económico –algunos otros factores, a parte de los ya mencionados, resultan ser culturales, geográficos, institucionales, de recursos naturales, etc. El debate sobre cuáles son las fuentes del crecimiento económico está lejos de terminar. Los economistas no tienen todas las respuestas a la compleja pregunta de qué es lo que determina el crecimiento económico, sin embargo, han hecho muchos progresos en la identificación de determinados factores básicos.

 

El crecimiento a largo plazo quizá no sea endógeno en cuanto a que se puede manipular con facilidad a capricho de quienes hacen las políticas. Sin embargo, esto no quiere decir que los modelos de crecimiento exógeno como el modelo de Solow tengan la última palabra. Más bien se entiende al crecimiento económico como el resultado endógeno de una economía en la que las personas en busca de ganancias, a quienes se les permite obtener rentas sobre los frutos de sus trabajo, buscan ideas más nuevas y mejores. Es evidente que, en este sentido, el proceso del crecimiento es endógeno (Jones, 2000: 158).

 

Aún así, cuando lo que se ha vislumbrado es la nueva economía del crecimiento, y que han dado pauta a la introducción de variables cualitativas que explican el crecimiento a largo plazo, se puede decir que existen limitantes en sus explicaciones.

 

Una de las críticas a estos modelos es la ausencia de análisis del papel que juegan las instituciones[11] en dicho crecimiento. Por ejemplo, Abramovitz (1952) reconocía el desafío que significaba comprender el papel de las empresas y los factores culturales e institucionales que sirven de soporte, como factores asociados a las fuentes de crecimiento (Guzmán Chávez, 2000). De esta manera, la presencia de instituciones ineficientes puede ser un obstáculo al crecimiento y desempeños económicos de los países, pese a que existan esfuerzos sustantivos para incrementar el capital humano y el capital social, entre otros.

 

A fin de comprender mayormente cuáles pueden ser las fuentes del crecimiento, se presentan las siguientes reflexiones (Sala-I-Martin, 2000: 9):

 

i.                    No existe un simple determinante del crecimiento

 

ii.                  El nivel inicial de ingresos es la variable más importante y robusta

 

iii.                El tamaño del gobierno no parece importar demasiado. Lo que interesa es la “calidad del gobierno”. Los gobiernos que producen hiperinflación, distorsiones cambiarias, déficit externo, burocracias ineficientes, y otros problemas, son gobiernos dañinos para la economía

iv.                 La relación entre la mayoría de las medidas de capital humano y crecimiento es débil. Sin embargo, algunas medidas de salud (como la esperanza de vida, por ejemplo) se correlacionan en forma robusta con el crecimiento

 

v.                   Las instituciones (como mercado libre, derecho de propiedad y estado de derecho) son importantes en el crecimiento

 

vi.                 Las economías más abiertas tienden a crecer más rápido.

 

Por lo tanto, ante la falta de consenso entre las diferentes escuelas de crecimiento económico acerca de qué es lo que determina el crecimiento en las economías, queda mucho qué hacer.

 

 

 

 

 

V.                 BIBLIOGRAFÍA

 

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[1] Al respecto, cabe mencionar que muchos economistas han señalado las posibles falacias de esto, como puede ser que una economía esté creciendo en forma más lenta que otras porque su población prefiere consumir más ahora que después, es decir, tienen una alta tasa de preferencia en el tiempo.

[2] Por lo general, se hace distinción entre crecimiento y desarrollo económico. Crecimiento significa un aumento del tamaño de la economía por la asimilación o adquisición de bienes y servicios, en tanto, desarrollo implicaría la expansión o la realización de las posibilidades de ese país (Galindo, 1994). Otros estudiosos señalan que crecimiento económico a largo plazo es sinónimo de desarrollo económico.

[3] Esta visión endógena del crecimiento es también conocida como  la “nueva economía del crecimiento”.

[4] El modelo de Domar es parecido al de Harrod, pero ya partiendo de éste, Domar logró hacer una presentación de su modelo más clara aunque de alcance limitado.

[5] De ahí la noción exógena del crecimiento económico

[6] De acuerdo con Solow (1957), tal cambio tecnológico incluye los retrasos, las aceleraciones y la mejoría en la capacitación de la mano de obra.

[7] Cuando se introduce la variable de la tecnología, A, de la forma F(K, AL) se dice que es “neutral de Harrod”, es decir, AL. Otras posibilidades son “neutral de Solow”, F(AK, L) y “neutral de Hicks”, AF(K, L).

[8] El enfoque schumpeteriano tiene que ver con la situación donde los bienes se sustituyen y el crecimiento se explica por el incremento de la calidad de los insumos efectivamente utilizados.

[9] Puede observarse que este argumento contrasta con el expresado por Lucas (1988), para quien el crecimiento de la producción depende de la tasa de acumulación del capital humano y la tasa de productividad.

[10] Este modelo tiene sus fuentes en los modelos de Romer (1989) y de Aghion y Howitt (1990), pero desarrollado al plano internacional.

[11] Acerca de los autores que vinculan las instituciones con el desempeño económico, pueden verse: Nelson y Winter (1982); los neoinstitucionalistas D.C. North, Institutions Change and Economic Performance, Cambridge University Press, Cambridge, 1990 y O. Williamson, Las Instituciones Económicas del Capitalismo, México, FCE, 1989.


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