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Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas
ISSN 16968360

 

La ascensión del Estado Liberal por medio de la Sociedad del Conocimiento y de la Gestión de la Información

Raymundo Castillo Bautista (CV)
lielander@yahoo.com.mx

 

Resumen

En la actualidad se habla de las ventajas que se obtienen de una serie de cambios en el mundo,  como son el Gobierno electrónico, la Transparencia, la Rendición de Cuentas, el Tele-trabajo, la Educación electrónica, la Competitividad entre naciones, empresas e individuos, la Sociedad  del Conocimiento o de la Información,  la Gestión del Conocimiento o de la Información, la Ética, la Corrupción y el buen Gobierno, y que terminan por afectar al Estado. Para ello se revisan de manera breve lo que son algunas de estas variables, antecedido de una descripción sobre el liberalismo y el liberalismo mexicano. Siendo la idea principal del trabajo el que tales cambios en realidad conforman una serie de variables que sumadas implican lo que bien podemos denominar como la ascensión del (nuevo) Estado Liberal.  

 

Palabras Clave: ascensión del Estado Liberal, Sociedad del Conocimiento, Ética, Liberalismo, Liberalismo Méxicano

 

 

1 En la actualidad se habla de las ventajas que se obtienen de una serie de cambios en el mundo,  como son el Gobierno electrónico, la Transparencia, la Rendición de Cuentas, el Tele-trabajo, la Educación electrónica, la Competitividad entre naciones, empresas e individuos, la Sociedad  del Conocimiento o de la Información,  la Gestión del Conocimiento o de la Información, la Ética, la Corrupción y el buen Gobierno, y que terminan por afectar al Estado. Para ello se revisan de manera breve lo que son algunas de estas variables, antecedido de una descripción sobre el liberalismo y el liberalismo mexicano. Siendo la idea principal del trabajo el que tales cambios en realidad conforman una serie de variables que sumadas implican lo que bien podemos denominar como la ascensión del (nuevo) Estado Liberal. 

2 Hablar en la actualidad de “liberalismo” es algo muy complejo, ya que desde su origen con Locke a la actualidad ha ramificado de maneras muy diversas, por lo que van a existir una serie de tendencias muy diversas, que incluso en algunos momentos llegan a parecer contradictorias, presentándose esto no sólo entre países sino también entre autores de la misma localidad, o como menciona Zerega, el Liberalismo se ha dividido por las tensiones entre dos de sus instituciones: la democracia y el mercado[1]. A su vez, la importancia del liberalismo radica  en el fortalecimiento del estado intelectual, legal, económico y político de los individuos dentro de la sociedad[2]. Lo cual implica el surgimiento de tres instituciones: la ciencia, el mercado, y la democracia; ellas, según Zerega, son un resultado institucional espontáneo de la aplicación de los principios liberales más que un resultado predeterminado; por ejemplo en el contexto norteamericano el liberalismo es dividido en clásico o tradicional  y moderno, cada uno de ellos aplica los principios liberales de diversas formas para evaluar a cada una de las instituciones, la ciencia, el mercado y la democracia. Sin embargo, tienen como similitud el error de ver a la democracia como una variante más del Estado[3]. De tal manera que “la ambición de todas las versiones del liberalismo es definir el bien común de la asociación política en términos de una concepción moral mínima, esto es, definir un valor o conjunto de valores básicos que la mayoría de los ciudadanos compartan”[4]. Dentro de esta perspectiva, Tomassi menciona el papel que juega la neutralidad como una parte importante en cualquier concepción liberal de la justicia, en el liberalismo la justicia es neutral. La metamorfosis que ha tenido el liberalismo, no puede contemplarse desde un punto de vista simplista que sólo lo vea como un cambio en las creencias y prácticas políticas, sino como un cambio en el hombre de occidente, donde hay una amplia retirada de la cristiandad y se abandonan las nociones tempranas de la bondad moral[5]. Sin embargo se ha llegado a abusar del término “liberalismo”, tanto por la izquierda como por la derecha[6]. Padilla entiende al liberalismo como “una forma de pensamiento, una filosofía, una ideología, de larga duración y de gran alcance, que pasa por lo político, lo económico y lo social”, y al mismo tiempo es “un instrumento para enfrentar y acelerar la transformación o la caída del antiguo régimen”[7].  Mientras Paul Recueur, lo entiende como el “conjunto de técnicas de limitación mutua y de equilibrio entre la esfera privada de la libertad y la esfera pública del poder”[8]. El liberalismo tiene como nota distintiva el exaltar al individuo y a su libertad en todos los sentidos[9]. Al elevar la libertad al rango de valor supremo, lo que realmente esta considerando el liberalismo es la libertad del individuo, de tal manera que muchas formas de autoridad se debilitan, como lo son el Estado, las corporaciones civiles y eclesiásticas y las asociaciones profesionales[10]. Alvear distingue dos aspectos del liberalismo, el socioeconómico y el político-religioso. Al surgir contra el “poder omnímodo de los reyes” propone la necesidad de tener regímenes basados en[11]: 1) una Constitución, donde figuren los derechos del hombre en su parte dogmática y la estructura y las facultades gubernamentales en su parte orgánica; 2) el reconocimiento de la soberanía del pueblo; 3) el Estado dividido en varios poderes para crear un sistema de contrapesos o equilibrio entre ellos; y 4) el goce de la libertad debía ser lo más amplio posible. El liberalismo se fundamenta en la nación de libertad, dice Laski, siendo esta libertad reservada a los que tienen propiedad; y tiene por objetivo poner “diques” a la autoridad política, “confinar la autoridad gubernamental dentro del marco de los principios constitucionales y, en consecuencia, por procurar un sistema de derechos fundamentales del que el Estado no tenga la facultad de invadir”[12]

Entre sus principales elementos se encuentran: “gobierno representativo, sufragio universal, autonomías nacionales, simpatía por los grupos  minoritarios, libre asociación y libertad de pensar, hablar y escribir son algunas características que se fueron definiendo y reafirmando con el transcurso del tiempo”, siendo esencial “la importancia central que otorga a la propiedad y la antítesis que ha querido establecer entre libertad e igualdad”[13]. El liberalismo se encuentra contra la igualdad debido a que conduce a la parálisis de la iniciativa emprendedora,  que es justamente lo que exalta la libertad individual. Siendo “laissez faire, laissez passer”, “dejar hacer, dejar pasar”; su principal postulado, el cual puede ser entendido como  “dejar que las cosas marchen con el orden natural y sin intervención del Estado” [14]. Además “la libertad era el alma del comercio y éste debería realizarse sin restricciones”[15]. De donde se sigue que el Estado resulta contrario a las leyes de naturaleza y por tanto a los intereses individuales y colectivos de una nación, la solución es tener un comercio exterior libre[16].

El liberalismo de John Locke presenta el llamado estatus de igualdad entre ciudadanos, donde “los derechos de propiedad, para hablar, para votar, de campaña o para tener una oficina pública no deben ser prerrogativos a los miembros de una familia, de una clase social o de un tipo particular de género, grupo racial o étnico, más bien los derechos básicos son iguales para todos los miembro adultos de cada comunidad política liberal”[17]. Este ideal de igualdad se utilizó contra las jerarquías Europeas del siglo XVII. En sus orígenes el liberalismo tiene dos dimensiones, la política y la moderada, en ambas se presenta de forma radical y moderada, en el caso de la dimensión política moderada sus representantes son Locke y Hobbes con un gran énfasis en la igualdad de oportunidades vía Derechos Naturales, los individuos deben nacer con igualdad de oportunidades, cualquier barrera creada para mantener a la gente debe ser removida por el Estado; en la dimensión política radical sus representantes son Spencer y Smiles, proponen que el gobierno debe mantenerse alejado de la economía; mientras la dimensión económica moderada, representada por Betham y los utilitaristas, dicen que el individuo es motivado por un ser económico, el gobierno debe proveer la mayor felicidad al mayor número[18]. En la actualidad, en Inglaterra, los liberales clásicos y los nuevos liberales son representados por los Conservadores y los Laboristas respectivamente[19]. El liberalismo tiene como principios[20]: a) la confianza en el hombre, b) el principio de negociación, c) el respeto del interés general desde el hombre como consumidor, d) la certidumbre jurídica, y e) el equilibrio racional de las instituciones. Uno de los principales cuestionamientos del liberalismo es hacia el papel del Estado, el cual tiene que reducirse hasta simplemente proteger y alentar a la industria, en palabras de Burke: “Dejad al Gobierno proteger y alentar la industria, garantizar la propiedad, reprimir la violencia y desaprobar el fraude; eso es todo lo que tiene que hacer. En otros aspectos, mientras menos se mezcle en esos asuntos, mejor”[21]. Por lo que el estado debe “dejar al capital encontrar su aplicación más lucrativa”[22].  Para los liberales, dice Zerega, la democracia liberal no es más que otra variedad del Estado, tal vez una forma más humana del mismo[23], añade que el término Estado es utilizado para describir jerarquías organizadas de dominación, por lo que el Estado es el soberano. Las democracias liberales, continúa, subordinan las instituciones estatales de la policía, el ejército, las cortes y las leyes, a los principios sistémicos que caracterizan los órdenes espontáneos.  En las democracias liberales la coerción como tal es sustituida por el poder de los impuestos[24] aun a pesar de que para los liberales clásicos, “las transacciones de mercado no pueden aprovecharse de las personas”[25]. El liberalismo en la actualidad, globalmente hablando, ha tomado nuevos rumbos, siendo los liberales igualitarios o “egalitarian liberals” el liberalismo dominante en la actualidad, estos liberales son aquellos que piensan que la justicia liberal requiere un papel público en la provisión de un amplio rango de servicios sociales: la educación, el entrenamiento laboral, bienestar[26], ellos creen, como tesis fundamental, que el liberalismo contiene los recursos morales para tomar seriamente las preocupaciones sobre las desigualdades sociales[27],apunta John Tomasi; encontrando a autores como: John Rawls, Ronald Dworkin, Tom Nagel, Josh Cohen, Amy Gutmann, Tim Scanlon, Nancy Rosenblum, Russ Hardin, Tom Spragens, Bill Galston, Susan Okin, Tom Christiano, Phillip Pettit, Martha Minow y Chris Eisgruber. Esta postura adquiere su poder al cuestionar seriamente al liberalismo clásico donde se considera la igualdad como algo meramente formal, o estatus de igualdad entre ciudadanos de Locke. Tomasi diferencia a su vez entre liberales políticos y éticos, estos últimos justifican el liberalismo como un estado de neutralidad, igual que las ambiciones del igualitarismo, por vía de la concepción de la naturaleza moral de las personas; mientras los liberales políticos buscan una fundación menos polémica para la política liberal[28]. Tomasi al estudiar la legitimidad como principio liberal sostiene que esta idea marca a la sociedad moderna, donde los “ciudadanos individuales deben ser reconocidos como los últimos árbitros de lo que da valor a su propia vida”[29]. Previamente explica que el principio de legitimidad se encuentra presente en cada visión política, explicando cuándo  y por qué el ejercicio del poder político es justificado. Este principio dice que “el sistema del orden social es justificada sólo si se dirige con base en los principios que los ciudadanos pueden esperar endosar después de realizar sus preguntas y considerar las mejores respuestas  que los defensores del orden social puedan tener”[30]. En este punto introduce otro tipo de liberalismo, el político, el cuál nace de una crisis en el principio de legitimidad. Los liberales políticos proponen dos cambios al paradigma tradicional liberal:[31] el primero de ellos tiene que ver con la reformulación de los argumentos de la neutralidad estatal como argumentos que sólo apelan a las creencias de las personas sobre la política en sí misma, se reforma la concepción liberal de la justicia para ser conocido como la politización de la justicia; mientras el segundo cambio tiene que ver con la adición de otras fases de justificación, que ya no tienen que ver con la justicia sino con la legitimidad. Por otro lado al revisar la herencia liberal política en el constitucionalismo democrático europeo de principios del siglo XX, Otero encuentra cuatro ideas principales, los cuales consisten en[32]: 1) el monopolio constitucional del parlamento en el ejercicio de la función legislativa, 2) responsabilidad política de los ministros antes que la del parlamento, 3) ausencia de la autonomía constitucional de la figura del jefe de gobierno (presiente o primer ministro), y  4) neutralidad de la intervención política del poder judicial. Otero concluye que en la mayoría de los gobiernos europeos el sistema de gobierno parlamentar se desarrolla de forma inversa a los postulados liberales, lo cual ha llevado a que el Estado de partidos se convierta en un  Estado de partido gubernamental. La critica al liberalismo, por MacIntyre, Bloom, Strauss, Arendt, Pocock, MacPherson, and Sandel, ve al liberalismo como el abandono de la visión teológica y de la naturaleza humana, es el triunfo de  sobre la , del idiota sobre el ciudadano[33], menciona Burt. Por otro lado, García Pelayo, ha llegado a cuestionar la relación entre liberalismo y democracia, caracterizándola como una antinomia, destaca e papel que juega la libertad para cada uno de ellos, en el caso del liberalismo, la libertad es frente al Estado, mientras en la democracia la libertad es posibilidad de participación en el Estado[34].

2 De acuerdo a Jesús Reyes Heroles el liberalismo en México sólo puede ser estudiado como experiencia, esto es, “ver las ideas en acción, integrándose a la luz de esta acción, transformando el medio y transformándose ante las exigencias de este”[35], es imposible separar “resultado y proceso… [lo] ideológico y… [lo] histórico político”[36]. Siendo a su vez inconcebible el liberalismo sin el consrvadurismo, y al revés, ambos representan “dos caras de la evolución política de México”[37]. Debido a que, para él, el proceso de integración de las ideas  y la modificación de las realidades son inseparables. Los “métodos” que ha utilizado el liberalismo para modificar la realidad y sus principios han sido las instituciones y las leyes, utilizándolas como “instrumentos” para impulsar el progreso, dándoles así la figura de “fetiche” pues se les brindan “facultades milagroasas”, incluso hasta llegar a pensar que “el derecho público ejerce una acción transformadora de la realidad”[38]. En este punto, los conservadores, puntualiza Reyes Heroles, critican el que los liberales hayan dotado al país de normas e instituciones discordes con la realidad, las instituciones o ideas como el federalismo son contrarias a la realidad, siendo la medición del rendimiento de las instituciones y las leyes la única forma de medir la correspondencia ente la acción y la ideología, de manera tal que para medir el progreso es necesario comparar diversas normas y realidades institucionales en sus distintas fases. Entre los diversos documentos que testifican el avance liberal se encuentran:[39] la Constitución de 1824, el Proyecto de la Minoría en 1842, el Acta de Reformas de 1847 y la Constitución de 1847. Para este mismo autor, existen dos grandes momentos del liberalismo, el primero de ellos, el de la lucha de Independencia, donde lo “teórico domina”, se caracteriza por el hecho de que antiliberales comparten el poder con los liberales; mientras en el segundo momento, después de la Independencia, se caracteriza por ser una “fluctuación… entre dos órdenes: el colonial, que no se liquida con la independencia y el… secularizante, moderno, laico, democrático liberal, que no nace con ella”[40]. El liberalismo mexicano distingue a “las libertades políticas y espirituales, del liberalismo económico”[41]. El liberalismo puede ser entendido desde dos grandes temas[42]: 1) el liberalismo económico social,  que se distingue por tratar temas como a) la propiedad, b) librecambio y protección; y 2) liberalismo político jurídico, que trata de, a) las libertades, su clasificación en civiles y políticas, liberales y democráticas, y su proceso; b) la vinculación liberalismo-democracia, diferencia poder político-sociedad, y las teorías de la representación democrática y de la división de los poderes; c) la secularización de la sociedad, la liberación de la sociedad y la afirmación de la supremacía estatal; y  d) la identidad liberalismo-federalismo. El origen del liberalismo, como inicio de un “proceso de renovación y cambio mental”, puede ser ubicado en 1808 de acuerdo a lo que dicen Lorenzo de Zavala, José Luis Mora y Alamán[43]. Reyes Heroles identifica que el liberalismo mexicano se caracteriza por seguir como principios[44]: el federalismo, la abolición de los privilegios, supremacía de la autoridad civil, separación de la Iglesia y el Estado, secularización de la sociedad, ampliación de las libertades, y gobierno mayoritarío; representadas por “clases intermedia”, “defendiendo un federalismo que garantiza su acceso al poder y que figura en la ley de leyes”[45], “son las localidades, los Estados y las clases medias dispersas por el país, quienes activan el progreso liberal, tanto en materia federal, como en las relaciones Estado-Iglesia y libertades”[46]. Enfrentándose a ideas como: centralismo, mantenimiento o ampliación de los privilegios legales, mantenimiento del patronato no arreglado o arreglado previo concordato, y restricción de las libertades, representadas por el alto clero, los jefes del ejército y la aristocracia territorial. Siendo el principal logro del liberalismo mexicano, “el gobierno de las clases intermedias con el apoyo popular”, lo que permitió que el país estuviera “por delante de las realidades nacionales, … alentaba su modificación”[47].  Para Luis Villoro y Abelardo Villegas el liberalismo comienza a “tener vigencia con la creciente participación en la política de la clase media criolla”[48], siendo el primer documento importante la Constitución de Apatzingán de 1814. El liberalismo mexicano tuvo como mayor influencia al liberalismo español, “versión depurada del ateísmo del liberalismo francés”[49], mientras “la influencia del liberalismo británico se dio a través de la versión norteamericana”[50]. Por otro lado, menciona que existen tres fases del pensamiento monárquico en México[51]: el primero de ellos nace con la consumación de la Independencia, esta se logra debido a que las clases conservadoras consumaron la Independencia para evitar la existencia de liberalismo en la Nueva España, bajo la idea de un monarca importado; la segunda fase ocurre cuando Gutiérrez Estrada, un liberal ilustrado “desencantado”, propone la monarquía; y la tercera es la interpretación conservadora de la historia de México, donde se pretende “apuntalar a las clases coloniales con un apoyo externo a través de un monarca venido de fuera”.

Para Galeana existen seis etapas en el proceso de adaptación del liberalismo[52]: La primera etapa del liberalismo mexicano es el movimiento de Independencia. La segunda corresponde a la primera reforma de los años 1833 – 1834. La tercera etapa la constituye el segundo movimiento reformista que logra la culminación de la reforma liberal, entre 1855 y 1861. La legislación del segundo imperio, decretada entre diciembre de 1864 y diciembre de 1865, constituye una tercera reforma liberal, la cuarta etapa del proceso liberal mexicano. En 1873 se sitúa la quinta etapa, con la constitucionalización de las leyes de Reforma por Sebastián Lerdo de Tejada. Y como última etapa se dio el liberalismo “conservador” del régimen dictatorial del general Porfirio Díaz.

A su vez se presentan dos tipos de liberalismo en México,  el ilustrado, “ademocrático”, que pretende “la abolición de los fueros para que el federalismo se consolide y… para que se logre la supremacía de la autoridad civil”[53], “quiere el gobierno para el pueblo, pero por el pueblo”[54], no se puede tener una igualdad política y civil, el rico y el pobre, el sabio y el ignorante, el virtuoso y el corrompido no son iguales, debido a que la naturaleza nos ha hecho desiguales, “los hombres son tan desiguales en sus cualidades físicas y morales, como lo son en sus rostros; y sin embargo se han proclamado y querido sostener entre ellos una igualdad impracticable…ni las leyes ni todos los esfuerzos humanos pueden hacer que todos fuésemos de igual talento…”[55]; defienden la idea de que el gobierno debe ser aristócrata, siendo la aristocracia “el gobierno en que la autoridad y los empleos se encargan a los hombres más honrados, más ilustrados, más fuertes, más valientes, y … se aprecia a los que más sobresalen”[56] sólo se puede estar por “la aptitud, la probidad y el mérito”[57].  Por tanto, “el liberalismo ilustrado se traduce en pensamiento oligárquico” donde “los hombres sería iguales si no tuvieran necesidades”[58]. Sin embargo, gracias a su lucha contra los fueros es que se puede establecer la igualdad legal, esta supresión “opera como un puente entre la igualdad y la secularización y el goce de la libertad”[59]. Y el liberalismo democrático, pero “no democracia liberal”[60], que es el que se impone, que además de estas, “funda su lucha contra los privilegios en el valor de la igualdad ante la ley”, debilitando así a la oligarquía tradicional hereditaria. Perteneciendo Mora a los liberales ilustrados, y Otero a los democráticos. Siendo así que “entre el radicalismo y el gradualismo se da toda una gama de posiciones, teñidas de las más diversas concepciones con respecto al ritmo”[61]. Ellos distinguen entre la lucha contra el privilegio, entendido como el goce de ciertos beneficios y preeminencias por nacimiento, contra el cual se combate en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 donde todos tienen igualdad para ocupar cargos públicos; y la lucha contra las desigualdades sociales, para así, por medio de esta distinción, poder “mantener libre la circulación de las aristocracias”[62].

En el país se viven una serie de fragmentaciones, no sólo entre conservadores y liberales, sino entre cada uno de ellos mismos, como bien lo identifica El Siglo, al hablar por un lado sobre “aquellos que pertenecen al retroceso” se dividen entre aquellos que pretenden “restablecer los tiempos de antaño” y los que desean una “sociedad estacionaria”; mientras por el otro, los que “pertenecen al progreso”, se dividen entre los que creen que la “marcha social” es la que puede originar el “vuelo”, mientras los otros lo dejan al “curso de la naturaleza”[63]. Al dominar la tendencia liberal entra en discusión la forma en la que se establecería la nación, toma gran importancia el dilema sobre si añadir o no el término “federal”, como puede verse en la Comisión de Constitución del Congreso de 1841, donde de sus siete miembros, cuatro de ellos no integran tal concepto, mientras los otros tres si lo añaden, situación que se complica aún más cuando el Congreso se integra en su mayoría de moderados y de algunos conservadores. Sumándose también la crítica sobre este mismo asunto de El Siglo Diez y Nueve, donde se degrada a la “federación” como una forma de gobierno, ella, la forma de gobierno, tan sólo puede ser una “república, popular y representativa”[64]. En palabras de Padilla, “en el principio del México independiente era difícil distinguir unas posiciones y otras”, más tarde se “…fueron polarizando en grupos, en partidos, en logias masónicas” por lo que “se pudo distinguir… a liberales y conservadores y entre los liberales a los escoceses y yorkinos” siendo que “los conservadores representaban el partido del retroceso, [y] los liberales el partido del progreso”, conservando como rasga característico el “hablar de la libertad, la soberanía popular y la propiedad”[65].

De tal manera, dice Reyes Heroles, el liberalismo mexicano logra implantar ciertos principios, pero al mismo tiempo impide la existencia de elementos que impidan el retroceso[66], su importancia es tal que, “constituye la base misma de nuestra actual estructura institucional y [es] el antecedente que explica en buena medida el constitucionalismo social de 1917”[67]. Galeana concluye que el liberalismo en México “en los dos últimos siglos ha sido revolucionario en el inicio y conservador en el final de cada centuria… el liberalismo dejó de ser revolucionario y reformista, en materia política y en vez del cambio buscó la permanencia, se convirtió en el liberalismo conservador de la paz, del orden, del poder”[68]. Siendo que la mayoría de “los líderes liberales, intelectuales, políticos y militares desde los inicios y durante la segunda mitad del siglo XIX eran, en su mayoría mestizos e indios”, encontrado a personalidades como: “B. Juárez, M. Ocampo, Juan Alvarez, Miguel Lerdo de Tejada, Ponciano Arriaga, Ignacio Ramírez el "Nigromante", Ignacio Vallarta, Guillermo Prieto, Francisco Zarco, Ignacio Manuel Altamirano y Porfirio Díaz, quienes tuvieron en sus manos la responsabilidad de las Leyes de Reforma, la Constitución de 1957, la restauración de la República y la instauración de "la paz, el orden y el progreso" porfiriano”[69], para Mora, los jóvenes mestizos son los “primeros hijos de la Independencia”[70].

3 En la actualidad se habla de una serie de cambios en el mundo,  como son el Gobierno electrónico, la Transparencia, la Rendición de Cuentas, el Tele-trabajo, la Educación electrónica, la Competitividad entre naciones, empresas e individuos, la Sociedad  del Conocimiento o de la Información,  la Gestión del Conocimiento o de la Información, la Ética, la Corrupción y el buen Gobierno, y que terminan por afectar al Estado. Sin embargo tales cambios en realidad conforman una serie de variables que sumadas implican lo que bien podemos denominar como la ascensión del (nuevo) Estado Liberal, estas variables conforman una visión no sólo de país sino de mundo la cual es dirigida por un nuevo tipo de propietarios, los dueños del conocimiento. Para ello es necesaria la virtualización del mundo, los objetos en él son transformados en e-objetos y la sexualidad de los individuos es emancipada para así por medio de esta liberación ser conducidos a la homogenización del ser, donde el yo se refieren al otro como “compañer@” o “amig@”, lo importante resulta ser el “talento” que se encuentra en el otro, el cual es necesario vaciar al mundo por medio de la creación de una ideología o cultura de la competencia y de la implementación de sistemas de información entre estos otr@s que hacen imprescindible la conectividad (socialización) entre ell@s. Se establece como certeza en esta virtualización del mundo la capacidad de hacer de lo intangible algo tangible. Bajo las tendencias actuales se habla hoy día de la relación entre el conocimiento y la gestión o el capital, dependiendo la escuela a la que haga referencia, o la parte del globo a donde se este utilizando, siendo que en Norteamérica y algunos de los países latinoamericanos predomina la utilización de la llamada Gestión del Conocimiento, mientras en la parte asiática y el bloque europeo se usa el término capital intelectual. Algunos de los presupuestos fundamentales de estas tendencias son que el conocimiento se encuentra afuera del ser, sin embargo el ser colabora a su elaboración así como que para que exista el conocimiento, esté debe ser socializado, más bien resulta de esta socialización. Bien podemos decir que es resultado de un proceso dialéctico, donde la socialización juega el papel de la antitesis. Cabe mencionar que la principal diferencia entre estas dos tendencias, Gestión del Conocimiento y Capital Intelectual, radica en que la primera se enfoca en la transformación del conocimiento individual en conocimiento organizacional, para terminar en una base de datos, mientras el segundo enfoca un alcance mayor, pues analiza todo el proceso y la mayoría de soportes donde se ubica lo intangible, siendo referentes necesarios el trabajo de Nonaka y el modelo de la empresa Skandia. El argumento bajo el cual se justifica esta nueva era de conocimiento puede ser expresado de la siguiente manera: 1 Conocimiento es intangible, 2 El conocimiento de la organización se puede asociar a las tecnologías usadas en la producción y la coordinación de tareas, 3 El aprendizaje es eficiente, 4 El aprendizaje organizacional genera nuevas habilidades, 5 Un activo intangible impulsa el potencial de la generación de rentas, 6 Activo intangible es el recipiente del conocimiento, es la forma del conocimiento, 7 RRHH son el soporte del conocimiento, 8 Los soportes constituyen recursos estratégicos, 9 El desarrollo de las habilidades y competencias producen mayor eficiencia, 10 Conocimiento entonces las capacidades de la empresa aumentan, 11 Si aumentan las capacidades entonces se generan rentas. Ahora bien, el principal cuestionamiento que surge para esta tendencia es el relativo al acceso del conocimiento, pues mientras que por un lado se reconoce la importancia fundamental del conocimiento, siendo así un recurso estratégico, por el otro plantea la necesidad de crear mecanismos de aislamiento para poder acceder a él, ya que se debe conservar su estatus como “recurso estratégico”. Lo cual se proyecta a su vez en la idea del “conocimiento para todos” pues siguiendo está línea, al etiquetarlo como estratégico, de manera inversamente proporcional el conocimiento pierde su característica de “totalidad” o de “ser para todos”. Mientras más estratégico sea menor va a ser su capacidad de acceso, por lo menos en cuanto a lo que lo hemos entendido en la actualidad.  Bajo este rubro, una serie de instituciones, aunque no la totalidad (afortunadamente), menciónense como Institutos, Asociaciones, u otros que se dicen tener la figura de entes dedicados a la investigación y producción del conocimiento, le dan un carácter lucrativo. De tal forma que en este punto se profundiza la brecha entre el hecho y el derecho que se tiene hacia la información. En este sentido el gobierno electrónico es la utilización de las tecnologías de la información (telecomunicaciones) como un vehículo que facilita la comunicación entre los actores del Estado (ciudadanos, gobierno, empresas) y reduce el ruido entre ellos, para mejorar tanto las tomas de decisiones entre ellos y recibir al mismo tiempo mejores bienes y servicios, garantizando de esta manera sus libertades, pues se presenta a largo plazo un ahorro de recursos lo cual posibilita  una re-canalización y optimización del gasto público; así como funcionar como un instrumento que equilibra, por medio de la rendición de cuentas y la transparencia, el correcto y virtuoso funcionamiento tanto de los poderes como de sus integrantes, eliminando o conteniendo así la corrupción. Dentro de este ámbito, la ética adquiere importancia al funcionar como un candado a las acciones de aquellos que conforman el gobierno, pero al mismo tiempo es un candado para el consumo, pues el conocimiento valido es sólo aquel que se encuentra protegido por las leyes de derechos de autor y de propiedad industrial, obligando como condición de lo bueno a consumir sólo aquello que tiene un marca. Por medio de la educación electrónica y la digitalización para la obtención de los bienes y servicios, se le enseña al individuo a estar conectado, su conectividad depende de su know how,  que a la larga es vaciado en grandes bases de datos utilizadas para, por una parte, disminuir los costos que conlleva la creación de contenidos; y por otra, para la creación de patrones de comportamiento que permitan la elaboración de complejos sistemas de seguridad y que en dado caso que este “otr@” pretenda ser pueda ubicarse en menos de un segundo.

4 Todo lo comentado va más allá de considerar a la Sociedad de la Información, y demás elementos mencionados desde un principio (Gobierno electrónico, la Transparencia, la Rendición de Cuentas, el Tele-trabajo, la Educación electrónica, la Competitividad entre naciones, empresas e individuos, la Gestión del Conocimiento o de la Información, la Ética, la Corrupción y el buen Gobierno), como un simple cambio en el hacer del Gobierno, más bien este cambio en el hacer del Gobierno tienen ciertas implicaciones que afectan al ser, y que tipo sería en dado caso (tal vez hablar de un cambio para bien o para mal); siendo que lo entiendo como una de las variables concatenadas, que en relación a la Sociedad del conocimiento o información, la Transparencia, la Rendición de cuentas, la Nueva Administración pública), implican la configuración de un nuevo tipo de Estado, o mejor dicho consisten en la consolidación o ascensión  del Estado liberal (nótese que esta reflexión la hago sin pretender darle una carga a favor o en contra del mismo, no pretendo sacar un juicio de valor) por medio de esta suma de variables que consisten en afirmar las libertades individuales.

Al final de cuentas todo esto no es más que la ascensión del Estado Liberal, el cual,  por medio de las variables comentadas en el trabajo, consiste nada más en mantener los dos aspectos que conforman a este tipo de Estado, mantener límites a los poderes y a las funciones del Estado, por medio del Estado de derecho y el Estado limitado, como afirma Bobbio, al mismo tiempo que lleva a que existan dos tipos de hombres, los liberados por el conocimiento y los esclavizados por y para el conocimiento.

 

 

Síntesis Curricular:

Raymundo Castillo Bautista

 

Desde finales del 2002 a la fecha, ha presentado trece ponencias a nivel nacional e internacional, conservadas en sus memorias y actas correspondientes, su publicaciones más recientes son: “Un acercamiento Teleológico a la educación electrónica”, Revista Electrónica Diálogos Educativos, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Chile, 2005; “De la rendición de cuentas a la reforma cero Más allá de un gobierno ético”, Contribuciones a la economía, abril 2005,  “La educación electrónica, ¿es un objeto de consumo”, Revista Digital Universitaria, UNAM, marzo 2005,  “Observaciones a la ética y al desarrollo” Contribuciones a la Economía, de la Universidad de Málaga, España, diciembre del 2004,  y ha participado también en festivales internacionales de video y cortometraje con diversas animaciones. Es egresado de la licenciatura en Diseño Gráfico, Facultad de Estudios Superiores Acatlán, Universidad Nacional Autónoma de México (FES Acatlán, UNAM) y actualmente estudiante de la licenciatura en Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras (FFyL UNAM), además cuenta con estudios en administración pública y en negocios, Instituto de Estudios Superiores en Administración Pública (IESAP).

 

 

 


 

[1] Zerega Gus di, Liberalism, Democracy, and the State: Reclaiming the Unity of Liberal Politics,  Working Paper 2000-4, Institute of Governmental Studies, 2000, p.1

[2] Ibid., p. 1

[3] Ibid., pp. 1-2

[4] Tomasi, Liberalism Beyond Justice, Princeton University Press, 2001, p.2

[5] Ryn Claes G., “Dimensions of Power: The Transformation of Liberalism and the Limits of ‘Politics’”, Humanitas, Volume XIII, No. 2, 2000, p. 5

[6] Buró John, John Rawls and the Moral Vocation of Liberalism, 2002, p. 1

[7] Padilla Hernández Salvador, El liberalismo mexicano y el pensamiento económico del Dr. José María Luis Mora, versión electrónica

[8] Citado en Rodríguez Prats Juan Losé, La política del derecho en la crisis del sistema mexicano, UNAM, México, 1986, p. 91

[9] Alvear Acevedo Carlos, Corrientes Sociales y Políticas, Tradición, México, 1973, p. 16

[10] Ibid., p. 17

[11] Ibid., p. 33

[12] Laski citado en Padilla, Op. cit., pp. 3-4

[13] Padilla, Op. Cit., p. 4

[14] Ibid., p. 5

[15] Padilla comenta la idea de Colbert sobre la libertad

[16] Ibid., p. 6

[17] Tomasi John, Egalitarian Liberalism and the Mixing of Church and State, 2003, p. 2

[18] Tarr R.J., The ideological background of liberalism,  www.activehistory.co.uk

[19] Ibid.

[20] Ruiz del Castillo citado en Rodríguez Prats Juan Losé, La política del derecho en la crisis del sistema mexicano, UNAM, México, 1986, p. 91

[21] Citado en Alvear, Op. cit, p. 23

[22] Thomas Babington citado en Alvear, Op. cit., p. 23

[23] Zerega, Op. Cit., p. 12

[24] Ibid., p. 17

[25] Ibid., p. 17

[26] Tomasi, Op. cit., p. 1

[27] Ibid., p. 2

[28] Ibid., p. 5

[29] Tomasi, Liberalism Beyond Justice, Princeton University Press, 2001, p. 2

[30] Ibid., p. 2

[31] Ibid., p. 6

[32] Otero Paulo, A subversão da herança política liberal: a presidencialização do sistema parlamentar, Faculdade de Direito de Lisboa, p. 2

[33] Burt John, John Rawls and the Moral Vocation of Liberalism, 2002, p. 2

[34] Citado en Rodríguez Prats, Op. cit., p. 95

 

[35] Reyes Heroles Jesús, El liberalismo mexicano, UNAM, Tomo II, 1957, p. IX

[36] Ibid., p. XIII

[37] Ibid., p. XIV

[38] Ibid., p. X

[39] Ibid., p XI

[40] Ibid., p XII

[41] Reyes Heroles, El liberalismo mexicano, Tomo I, p. XIV

[42] Ibid., p. XVII

[43] Ibid., p. 6-10

[44] Reyes Heroles, Op. cit., Tomo II, p. XIV

[45] Ibid., p. XIV

[46] Ibid., p. XV

[47] Ibid., p. XV

[48] Rodríguez Prats, Op. cit., p. 102

[49] Galeana Patricia, El liberalismo económico, versión electrónica, p. 1

[50] Ibid., p.1

[51] Reyes Heroles, Op. cit. Tomo II, p. XVIII

[52] Galeana Patricia, Op. cit., pp. 2-3

[53] Reyes Heroles, Op. cit., p XIX

[54] Ibid., p. 260

[55] El observador citado en Reyes Heroles, Op. cit., p. 261

[56] Ibid., p. 260

[57] Ibid., p. 261

[58] Reyes Heroles, Op. cit., p. 274

[59] Ibid., p. 275

[60] Ibid., p. 267

[61] Ibid., p. XX

[62] Ibid., p. 266

[63] Ibid., p. 290

[64] Ibid., p. 297

[65] Padilla, Op. cit., p. 18

[66] Reyes Heroles, Op. cit., p. XXI

[67] Reyes Heroles, El liberalismo mexicano, Tomo I, p. XIII

[68] Galeana, Op. cit., pp. 21-22

[69] Padilla, Op. cit., p 20

[70] Mora en Padilla, Op. cit., p. 20

  


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Castillo Bautista, R. "La ascensión del Estado Liberal por medio de la Sociedad del Conocimiento y de la Gestión de la Información”.   en Contribuciones a la Economía, septiembre 2005. Texto completo en http://www.eumed.net/ce/


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